A la hora de planificar un proyecto de plantación, muchas veces nos encontramos con que la parcela de interés ha tenido una plantación de árboles previa, que han sido talados, y sus restos (tocones y raíces) han quedado en el terreno.

En principio la presencia de estos tocones es desaconsejable de cara a la nueva plantación, tanto por motivos fitosanitarios (podrían tener enfermedades transmisibles a las raíces de los nuevos árboles) como operativos, ya que suponen un obstáculo físico a la ubicación de las nuevas plantas y a la libre disposición de sus filas. Además, en el caso de especies como el chopo, sus tocones son capaces de rebrotar durante varios años con profusión, provocando una fuerte competencia por los recursos con los arbolillos que se planten nuevos.

Por todo ello, siempre es aconsejable «destoconar» antes de volver a plantar. Para ello, suele recurrirse a métodos mecánicos: arrancamiento y evacuación, o bien triturado in situ con barrena. O bien a métodos químicos: tratamiento con herbicidas. Ambas posibilidades generan un coste medioambiental, por sus altas necesidades energéticas y económicas (métodos mecánicos) o por su incompatibilidad con una gestión ecológica y posibles repercusiones en las nuevas plantas (métodos químicos). Sin embargo, existe una tercera vía que, si bien no es tan rápida como éstas, sí resulta de bajo coste económico y medioambiental: el destoconado biológico.

El destoconado biológico consiste en reproducir y estimular el proceso natural de descomposición de la madera por parte de hongos saprófitos. Así, en primavera de 2018 procedimos a inocular micelio de las especies Pleurotus ostreatus y Agrocybe aegerita en los tocones de la parcela de los Peralejos, perteneciente al ayuntamiento de Muñoveros (Segovia). Ambas especies son naturales en la comarca, y por lo tanto también aparecen en esta zona de forma espontánea. Además, proveen setas comestibles, muy valoradas por los aficionados a la micología.

Tras más de 4 meses de trabajo silencioso en el corazón de la madera, los micelios se han ido extendiendo alimentándose de la celulosa del tocón y debilitándolo, inhibiendo en cierta medida su capacidad de rebrote. En septiembre, tras una tormenta, tuvimos la suerte de poder observar los primeros cuerpos fructíferos, o sea, las primeras setas, y Agrocybe aegerita fue la más madrugadora.

Ya en octubre, lluvias más generosas han permitido una fructificación de setas más generalizada, incluyendo también las setas de ostra (Pleurotus ostreatus) en una interesante cantidad para ser la primera temporada.

A la salida del invierno realizaremos un nuevo proyecto de plantación entre líneas de los tocones de los Peralejos. Se trata de una forestación con objetivo de producción de madera de calidad de fresno y abedul, con el aliciente de la reintroducción de olmos autóctonos resistentes a la grafiosis en la línea de ribera. Mientras los plantones de los nuevos árboles arraigan y crecen, convivirán con los tocones en progresiva descomposición, hasta que los hongos terminen de deshacerlos. Uno de los objetivos de este proyecto es medir cuánto tarda ese proceso en estas condiciones de campo, y en el camino permitir que aquellos vecinos de Muñoveros aficionados a las setas dispongan de este recurso. Algunos ya las han catado…