Nombre científico: Marasmius oreades (Bolton) Fr.
Nombre común: Senderilla, seta de carrerilla, senderuela
Comestibilidad: Comestible Excelente

En esta ocasión, nos metemos en harina con otra de nuestras especies favoritas, la senderilla o seta de carrerilla. Es una especie muy valorada en muchos pueblos de Burgos, y, sin embargo, despreciada o poco valorada en otras zonas. Se la puede encontrar en primavera, otoño, e incluso en verano, siempre tras abundantes lluvias.

Su búsqueda es muy agradecida, ya que, cuando aparece, lo hace en grandes cantidades. Pocas sensaciones son tan agradables como encontrar un buen carril de senderillas. En Sorbus apreciamos muchísimo su sabor suave y textura delicada, que hacen que un simple revuelto se convierta en un plato delicioso.

 

 

Es una seta de reconocimiento sencillo gracias a varias características distintivas. Lo primero que hay que tener en cuenta es su hábitat. Casi siempre la encontraremos en prados o pastizales, preferentemente los frecuentados por ganado, puesto que Marasmius oreades es un hongo saprófito, que se alimenta de materia orgánica. Además, normalmente la veremos en “corros de bruja”, formando un semicírculo, sendero o carrera, a veces de muchos metros de longitud. El perfil del micelio del hongo causante de estos senderos se puede apreciar indirectamente en el suelo durante casi todo el año aunque no haya setas, ya que el pasto en esa zona crece con mayor verdor y se agosta mucho antes.

 

El pie es muy identificativo: largo, liso, hueco, de color blanco, y muy fibroso (puede retorcerse o torsionarse sin quebrarse). De hecho, se dice de él que “se dobla pero no se rompe”. El sombrero es pequeño, menor de 7 cm de diámetro, de color avellana, con un pequeño mamelón. Cuando es joven es cónico, desplegándose completamente con la edad. Sus láminas son libres, muy separadas y de color blancuzco o crema. Su olor es agradable a almendra amarga y su sabor muy suave y delicado.

 

 

Se puede confundir con otras especies, como Marasmius collinus, una seta que causa indigestiones. Sin embargo, M. collinus ésta tiene un pie que se rompe fácilmente, láminas apretadas y un fuerte olor a ajo.

La seta de carrerilla es un comestible excelente, bastante carnoso para su pequeño tamaño. Tiene la clara ventaja de que las larvas no la atacan y casi nunca se pudre. Se conserva muy bien desecada, pudiendo utilizarse después tras rehidratarse con una simple puesta en remojo. Hay varios métodos para deshidratarla; nosotros colocamos las setas sobre un papel secante (de horno, por ejemplo), encima de una parrilla que esté levantada, de forma que puede pasar aire por encima y debajo de la superficie. De este modo las setas se desecan rápidamente, en tres o cuatro días. Sin embargo, tradicionalmente, esta especie se ha secado pasando cada carpóforo por un hilo y colgando después el collar hasta que todas las setas se secan. Posteriormente, se pueden conservar guardándolas en tarros. Para hidratarlas, se ponen en remojo durante un par de horas y recuperan toda su frescura y sabor.

En la siguiente foto tenemos un grupo de setas desecadas esperando a ser re-hidratadas.

 

 

Para cocinarla, el pie se desecha porque es demasiado fibroso. Se puede disfrutar de muchas maneras: en sopa, crema, con verduras… Nosotros solemos comerla acompañando la tortilla de patatas o en revuelto, como en esta ocasión, receta con la que se puede disfrutar de su suave sabor. ¡Todo un espectáculo!