El pasado sábado 14 de abril participamos como ponentes en una jornada formativa destinada a interesados en emprender proyectos en terrenos rústicos ubicados en zonas con climas adversos. Se desarrolló en Pineda de la Sierra (BURGOS), promovida por AGALSA en sus propias instalaciones, en el corazón de una comarca alta y fría como es la Sierra de la Demanda.

Castilla y León cuenta con una gran superficie en zonas con clima desfavorable, ya sea por altitud, escasez de precipitaciones o alta frecuencia de heladas tardías y tempranas. A eso hay que añadir, en muchas ocasiones, las limitaciones del suelo, como por ejemplo un valor extremo de pH, abundancia de caliza activa, salinidad, texturas muy pesadas, pobreza nutricional… Estas razones ecológicas han condicionado siempre el enfoque productivo agrario de nuestras comarcas, dejando la fruticultura a usos mayoritariamente familiares. Por su parte, la gestión forestal privada, o la selvicultura a nivel de pequeños propietarios, no se han practicado con objetivos productivos a excepción de los montes comunales, debido al largo periodo de retorno de las inversiones que caracteriza a la producción forestal.

Sin embargo, existen especies arbóreas y arbustivas plenamente adaptadas a producir frutos, hongos o madera en climas y suelos como los antes descritos. La clave está en un correcto diagnóstico de esas condiciones, y una elección de material vegetal consecuente con sus limitaciones. Países como Dinamarca, Alemania, Polonia o Ucrania tienen producciones agroforestales de uso industrial (alimentario, medicinal, dietético, maderero, energético, etc.), ¿por qué no Castilla y León?

Ahí es donde hacemos incidencia tanto en la práctica (nuestros proyectos) como en la teoría (nuestras ponencias y participaciones en estudios), en la combinación de especies capaces de producir simultáneamente productos distintos en distintos tiempos, y con plena adaptación a las condiciones del sitio. El enfoque, como siempre, el de la triple sostenibilidad: económica, medioambiental y social.

Así, existen diversos ejemplos de especies adaptadas al frío, o a la sequía, o a la alcalinidad, cuyas producciones encuentran a veces mercados selectos en sitios insospechados.

 

 

Arbustos rústicos con mercado específico, como la Aronia, combinan muy bien con especies maderables de alta calidad resistentes al frío como el cerezo silvestre

 

 

 

Las producciones combinadas generan más trabajo y a veces permiten la asociación de más de un productor en los mismos terrenos. Cuantos más actores rurales se ven integrados en un proyecto, más población se fija a partir de un recurso propio del entorno. Y cuando los productos están ligados a las características de una tierra y se les añade valor e identidad en la propia comarca, se consiguen efectos indirectos que ahondan en ese beneficio social.